Elba y su bioserie: la traición de Videgaray

Ahora que a Javier Duarte se le ha soltado la lengua y ha empezado a declarar y a revelar detalles de cómo negoció su captura con el gobierno de Peña Nieto y cómo fue engañado y extorsionado, la exlideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo no quita el dedo del renglón sobre producir y promover una “bioserie” en la que narre su historia, desde sus orígenes en Chiapas, hasta su caída y persecución, su lucha legal y su posterior liberación y exoneración.

Hay un pasaje inédito de toda esa historia que a Elba Esther Gordillo le interesa particularmente contar y que comenta en confianza a sus cercanos.

Aquella tarde del 26 de febrero de 2013, cuando los agentes federales de la PGR se subieron al avión privado que acababa de aterrizar en el aeropuerto de Toluca, la maestra se habría esperado todo, menos que fueran a detenerla a ella, que venía “invitada a dialogar” con el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso.

Gordillo Morales ya sabía que en cualquier momento le iban a asestar un “manotazo” desde la Presidencia pues había desafiado a su antiguo amigo, Enrique Peña Nieto, al oponerse a una Reforma Educativa.

Tan lo sabía que dio aquel discurso en Tlalnepantla el 6 de febrero de 2013, donde dijo que “ni amenazas, ni nada me van a intimidar; para morir nací, quiero morir con un epitafio: ‘Aquí yace una guerrera, como guerrera murió’”, pues pensaba que la querían asesinar.

Tras ese discurso se fue a San Diego y no pensaba regresar a México hasta que recibió una llamada de su amigo, Luis Videgaray.

El poderoso ministro de Hacienda la citó a una reunión personal con él en la Ciudad de México “para dialogar y llegar a un entendimiento”.

Confiaba en Videgaray y decidió jugar su última carta para ver si podía convencer al presidente Peña Nieto de modificar su reforma educativa.

Por eso tomó el jet privado para acudir a la cita el miércoles 27 por la mañana.

Cuando el Lear Jet aterrizó en Toluca, apenas al abrir la puerta entraron por ella agentes encapuchados que la detuvieron todavía medio dormida y le leyeron sus derechos.

Nunca vio venir “la traición de Videgaray” que al invitarla “a dialogar” ya tenía lista toda una investigación de lavado de dinero, las cuentas del SNTE, de su familia y de ella, que en ese momento ya tenía una orden de aprehensión.

¿Será que el proyecto trunco de su serie, que en su momento le pararon con una “sugerencia” desde Palacio Nacional, volverá a retomarlo “la guerrera” a la que no mataron pero sí la tuvieron un sexenio en la cárcel?

Un crimen, dos inocentes y un exilio político

La historia comienza en Tamaulipas e involucra a dos políticos del PAN que, por cuestiones personales y familiares, siempre rivalizaron y compitieron: Francisco García Cabeza de Vaca y Carlos Cantú Rosas.

Los dos de la frontera, el primero en despuntar fue Cabeza de Vaca que en 2004 fue electo alcalde de su natal Reynosa y para 2012 sería Senador; mientras Cantú Rosas logró en 2013 ser alcalde de Nuevo Laredo.

Mientras eso pasaba en Tamaulipas, en enero de 2015, en Tlaxcala un policía estatal, Juan Carlos Yáñez Osornio, fue detenido y acusado de cuatro secuestros cometidos en Apizaco.

El agente corrupto Yáñez nombra como sus abogados a Natanael Castelán Iturria y Jorge Alberto Lara Rivera, exfuncionarios de la PGR que colaboraron con Irving Barrios Mojica contra lavado de dinero.

En ese mismo 2015, en Tamaulipas el PAN buscaba candidato a la gubernatura y los precandidatos eran García Cabeza de Vaca, Cantú Rosas y Maki Moreno.

Mientras que en Tlaxcala, en abril, detenían a José Aguilar por robo y en Cereso conoce al policía Yáñez.

En Tamaulipas, en tanto, se designa candidato a gobernador a Francisco García Cabeza de Vaca y en marzo de 2016 inicia su campaña.

Carlos Domínguez, reportero tamaulipeco, se une a la campaña de Cabeza de Vaca, quien busca en mayo de 2016 a Carlos Cantú Rosas y lo invita a sumarse a su campaña, a cambio de nombrarlo Secretario de Desarrollo Social, lo que Cantú acepta.

Francisco García gana la elección y a Cantú Rosas le informan de la oficina del gobernador electo que será el próximo secretario del Trabajo, ya no de Desarrollo Social; pero cuando el gobernador toma posesión del cargo, otro está en la Secretaría del Trabajo.

Cabeza de Vaca designa a Irving Barrios Mojica como Procurador General de Justicia del Estado, quien a su vez designa a Natanael Castelán, abogado del policía corrupto de Tlaxcala, como director de Procesos Penales. 

En el Cereso de Tlaxcala, David Mejía Bravo visita a su amigo de nombre José Aguilar y por él conoce al policía secuestrador Yáñez.

Por esas fechas, agosto de 2017, Morena busca al panista Cantú Rosas.

Eso no gusta en Ciudad Victoria y a situación se vuelve tensa, mientras en Tlaxcala liberan al policía secuestrador Juan Carlos Yáñez.

Y aquí viene el hecho que vincula las dos historias: el 13 de enero de 2018 es asesinado el reportero Carlos Domínguez.

En Zacatecas, los jóvenes David Mejía y Adrián Montes se encontraban laborando.

La Fiscalía no tiene pistas y ofrece 2 millones de pesos de recompensa por información.

Dos reporteros, Luis Valtierra y Jesús González, declaran haber visto a Carlos Domínguez a bordo de su auto, al salir del restaurante Arturo.

La presión social y política crece y el director de Averiguaciones, Natanael Castelán, ordena traer la carpeta a Ciudad Victoria.

Para febrero de 2018, el secretario de Gobierno estatal busca nuevamente a Cantú Rosas y le ofrece integrarse al gabinete.

Por esas mismas fechas, Natanael, presionado por el fiscal y el gobernador ante la falta de resultados en el caso de Domínguez, se comunica con su excliente, el policía Yáñez, a quien le pide “buscar a dos personas que se presenten a ser detenidas como responsables del homicidio del periodista y así cobrar la recompensa”.

Yáñez contacta a David Mejía en Zacatecas y le explica en qué consistiría el trabajo: dejarse detener por el crimen del periodista, ser presentado ante los medios, durar 6 días detenido y salir libre y cobrar 500 mil pesos de la recompensa.

David acepta y le proporciona sus datos y los de Adrián Montes, a quien nunca le informan del plan.

En marzo de 2018, Cantú Rosas se reúne con el Coordinador del gabinete. Le ofrecen de nuevo ser Secretario del Trabajo y el propio Cabeza de Vaca le pide que no se vaya con Morena; pero el partido le pide a Cantú ser su candidato a la Alcaldía de Nuevo Laredo y él acepta.

Cuando Cantú dice que no irá al gabinete, la respuesta es una advertencia: que “no olvide que ellos tienen a la Procuraduría así como a la Contraloría y no le permitirían contender por ningún otro partido”.

Una semana después, el policía tlaxcalteca y secuestrador Yáñez se presenta a la Fiscalía del Estado a declarar “que el día 17 de Enero de 2018, estando en Pachuca, conoció a David Mejía y a Adrián Montes, quienes confesaron haber asesinado al periodista por órdenes del tío de Carlos Cantú Rosas, el señor Rodolfo Cantú García”.

Con ese solo testimonio, sin mayor investigación, se libran órdenes de aprehensión el 20 de marzo contra Rodolfo Cantú, los tres reporteros y los dos hombres de Zacatecas.

Los cuatro primeros son detenidos el 24 de marzo en Nuevo Laredo, mientras que a David y Adrián los capturan el 27 de marzo en Zacatecas y se inicia el proceso penal contra los 6 detenidos.

Casi al mismo tiempo se da carpetazo a la investigación NUC 151/2018, donde se indaga la muerte de los dos sicarios a quienes les hallaron los pasamontañas y el arma homicida.

Para complicar la defensa, a los dos zacatecanos los trasladan al Cereso de Altamira, al sur del estado, en mayo de 2018, mientras que a Rodolfo Cantú, en represalia por una entrevista a los medios que concede su sobrino Carlos, lo mandan al Cefereso de Tepic, Nayarit, en febrero de 2019.

El pasado 14 de abril, el periodista Gabriel Garza, injustamente acusado, fallece al interior del Cereso de Nuevo Laredo por un mal cardiaco; mientras que el 14 de mayo en la Ciudad de México, la esposa de Adrián Montes presenta demanda de Juicio Político contra el gobernador Cabeza de Vaca y su fiscal, Irving Barrios Mójica.

El otro acusado, David Mejía Bravo, presenta denuncia penal contra Natanael Castelán por “fabricación de culpables”, aunque no se ha investigado su denuncia.

A ninguno de los dos jóvenes de Zacatecas les dieron nunca los 500 mil pesos prometidos por inculparse y menos los libraron de la cárcel donde todavía hoy están recluidos por un crimen que no cometieron.

El juicio oral de este caso, en el que se muestra burdamente la fabricación de acusados y chivos expiatorios en el asesinato del periodista Carlos Domínguez, será el próximo 31 de julio.

¿Qué dirán los jueces ante esta historia que parece de ficción pero es totalmente real y comprobable en documentos y denuncias en poder de esta columna?

¿Cárcel para los jodidos e inocentes e impunidad para los poderosos y corruptos funcionarios?

Los dados mandan serpiente.

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