'Rescate un cuerpo, pero nunca supe si estaba vivo'

rescatista salva cuerpoCIUDAD DE MÉXICO.- Su delgada figura va y viene de manera constante. Su casco amarillo y su chaleco de ese color que mantiene la alerta, lo hace inconfundible durante la muchedumbre que corre de un lado a otro en el ya derrumbo multifamiliar de Taxqueña, en el sur de la capital.

El olor a gas y el polvo que emana de los escombros hacen pensar lo peor. Carlos se aferra a seguir en la búsqueda de cuerpos que aún están cubiertos por aquellos que horas antes era una vivienda, un departamento.

Un cuadro de un luchador está polvoriento. Guarda un secreto que jamás podrá ser revelado para saber qué pasó aquel 19 de septiembre del 2017 a las 13:14 horas, cuando la capital mexicana se cimbró de manera intensa.

Sus ojos se cristalizan al tiempo que siente cómo su corazón se detiene, “esto es un horror, apenas por la mañana pase por este lugar en el micro, iba a un mandado al centro y cuando regresaba me tocó ver cómo los edificios se movían”.

Recuerda que en un principio sólo gritos, llanto e incertidumbre, y desde luego poco gente. “Éramos muy pocos, luego comenzaron a llegar más, chavos, en especial. Pero aun así era casi imposible poder rescatar a los pocos que se quedaron en sus cuartos”.

Ejército de ayuda
Carlos asienta que casi en un abrir y cerrar de ojos, cuando tuvo tiempo de mirar a su alrededor, ya había un ejército de personas en ayuda. Además gente de la Marina había llegado a este lugar en donde todo era un caos.

La calzada de Tlalpan en el sentido al norte, se colapsó. El ulular de las ambulancias comenzó a ser más intenso y ya no era posible transitar por la zona. Mientras tanto entre los escombros Carlos continuó con su labor altruista.

“No sé cómo llegue a la parte alta de los escombros. Luego los marinos me pidieron que me bajara y ya no supe más. Mis manos se habían cansado de tirar aquellos bloques de concreto”, dijo.

Y es que estos multifamiliares fueron construidos en la década de los 60, para un grupo de docentes. Pero el que se derrumbó estaba marcado como el 1C. Empleados, oficinistas y tenderos ahora ocupan esos hogares. Gente trabajadora.

Aunque por fuera muestran buena apariencia, porque en la delegación Coyoacán ha mostrado simpatía por el conjunto habitacional a tal grado de proveer de pintura para su manutención, en el interior se ve el paso del tiempo.

Todos gritaban, dice, se acercaban al inmueble destruido para saber si eran escuchados por los personas que no tuvieron tiempo de salir. Los enormes bloques impedían ser escuchados. No podíamos saber si había gente con vida.

Ya casi al caer la noche, Carlos siguió con esa labor. Vio como rescataron algunas personas, “vi que se movía, pero nunca supe si estaba vivo”.

NTX/LRB/MBA/SISMO17