Ser mujer, madre y policía ha sido el reto más difícil para ella, pero 'La Tache' no se arrepiente

En una época donde el machismo imperaba, más aun siendo madre soltera de tres hijos que en algún momento de su vida le reclamarían su ausencia, la sargento de policía de Cajeme se ganó su lugar a base de trabajo y sacrificios.

CIUDAD OBREGÓN, SON.- Un 26 de octubre de 1998, Sonia Guadalupe Robles Romero tuvo la oportunidad de cumplir el sueño de toda su vida: ser policía. En una época donde el machismo imperaba, más aun siendo madre soltera de tres hijos que en algún momento de su vida le reclamarían su ausencia, la sargento de policía de Cajeme se ganó su lugar a base de trabajo y sacrificios; este Día de las Madres, su historia y su ejemplo son dignos de compartir.

La agente de 53 años, originaria de la colonia Sonora, de Ciudad Obregón, contó en exclusiva para Expreso que ser mujer, madre y policía ha sido el reto más difícil de su vida, mismo que sigue enfrentando desde hace 23 años cuando se unió a las filas de Seguridad Pública Municipal.

“Porque para ser policía necesita uno tener la camiseta bien puesta, porque no es fácil; menos para una mujer y en Ciudad Obregón, que es un rancho y desgraciadamente mucho machismo y luego más en aquellos años. Pero yo siempre tuve una inquietud desde chiquita, cuando me preguntaban ¿y qué vas a ser cuando seas grande? Yo quería ser policía. Le dije a mi papá y contestó: ‘¡Ay, Sonia! Eso no es para ti; a ver cómo le hacemos para que estudies una carrera’. Pero ser policía era mi sueño y gracias a Dios me dieron la oportunidad de serlo después de mucho tiempo”, recordó.

A pesar del nulo apoyo y las críticas por el oficio que eligió, la chaparrita consentida de la Comandancia de la 300 conocida como “La Tache”, en más de 20 años de carrera ha servido como policía rural operativo, encargada de celdas preventivas, policía preventivo, agente de Tránsito Municipal y Radio operadora, por mencionar algunos, y actualmente se desempeña en el departamento de infracciones desde hace dos años.

“Me dicen La Tache en el bajo mundo del hampa de la policía. Mis compañeros me lo pusieron porque yo les ponía tache cuando estábamos patrullando y algo salía mal, o cuando hacían una cosa mal, yo les decía: ‘tienen tache, tienen tache’, y todos así me conocen”, contó.

“ME ENAMORÉ DE MI PROFESIÓN”

Además, recordó con gusto sus inicios en barandillas de la comandancia donde asegura aprendió todo lo que sabe y agradece a sus superiores en ese momento, por permitirle empaparse de los conocimientos básicos para aprender a hacer hasta el más mínimo trámite, antes de mandarla a patrullar por las calles.

“En el Mercajeme fue de mis primeras actividades, lo patrullábamos a pie en aquellos años. Después llegué a barandillas y me dijeron que si quería tomar una patrulla, me dijo el comandante que me daba la oportunidad de salir a la calle. Yo le dije que no, que necesitaba empaparme para hacer informes. Porque para salir a la calle necesitaba ir bien preparada, no era solo andar paseándose por la calle. Tú tienes que llegar con la gente y decirles lo que vas a hacer, lo que va a proceder, hacer su parte informativo correctamente como debe ser. Debes de conocer todo eso”, dijo.

Fue en su paso por el departamento de Dactiloscopia donde asegura que tener la oportunidad de vivir al máximo la experiencia la hizo enamorarse de su profesión, pues aprendió lo esencial y más básico de lo que debe realizar como primer respondiente, así como el procesamiento de la escena de un crimen.

“En aquellos años recuerdo en dactiloscopia, fue donde mas aprendí, hasta revelar fotografías en el cuarto oscuro, operador de campo y como primer respondiente. Llegaba con la maleta y levantaba las huellas, tomaba fotografías e iba a los robos para tomar los indicios de los vehículos, a los domicilios en las ventanas donde había robos. Yo levantaba las huellas y revelaba las fotos.

Ahí aprendí mucho porque es como ser un perito y un primer respondiente. Mucho me enseñé aprendí a redactar y a clasificar pistas. Es muy bonito, es hermoso ser policía, aprendes mucho”, añadió.

LA CRIANZA DE SUS TRES HIJOS: ÉPOCA DIFÍCIL

Conforme avanzaba en su carrera policiaca y se enamoraba cada vez mas de su profesión, la otra etapa de su vida como madre soltera se tornaba cada vez más difícil con los años y la crianza de sus hijos comenzó a complicársele.

A palabras de La Tache, sus hijos Juan Carlos, Argenis Eduardo y Christian Alexis vivieron una infancia normal sin que les hiciera falta lo esencial, pero en algún momento de su vida, no entendían por qué su madre estaba ausente en las fechas mas importantes, lo que los llevó a reclamarle en algunas ocasiones.

Al respectó, mencionó que el dinero que ganaba como una simple policía no le alcanzaba para cubrir los gastos de sus tres hijos, por lo que después de salir de su turno, tomaba trabajos extras como policía auxiliar en días festivos o eventos sociales que terminaban hasta la madrugada.

“Era muy difícil. Gracias a Dios mi madre me ayudó muchísimo; yo creo que sin ella hubiera batallado mucho más. Yo soy hija única, mi mama estaba conmigo y doy gracias a Dios por eso, porque ella me apoyó. Mis hijos no me miraban eso sí me daba tristeza”, mencionó.

Recordó que en una época en la que sus hijos hiperactivos, como ella, necesitaban actividades extras para descargar tanta energía por lo que los inscribió en una escuelita de beisbol, a donde los llevaba cuando salía del tercer turno directo a entrenar, a pesar de ir cansada y sin dormir, cosa que importaba poco con tal de ver a sus hijos desarrollarse, llegando al grado de dormirse en los entrenamientos debajo de un árbol.

Otro de los momentos que recuerda con nostalgia es cuando sus hijos cursaban el kínder pues al estar todo el día trabajando y solo contar con la ayuda de su madre, sus hijos necesitaban ser transportados por lo que requirió pagar un camioncito especial, lo que se traduciría en mayores gastos.

“En aquel entonces me rendía un poquito pero no era suficiente. Salía de mi turno y todavía me iba de policía auxiliar, todavía me iba a cubrir eventos a las dos de la mañana para traer un dinerito extra a la casa, porque tenía que pagar el autobús porque tenían que llevarlos y traerlos, a mí no me alcanzaba el tiempo en las mañanas, trabajaba todo el día. Me sacrificaba los fines de semana.

Uno se sacrifica cuando es madre”, resaltó.

Tantas fechas especiales que no pudo compartir con sus hijos llevó a que ellos, por estar pequeños no entendieran el enorme sacrificio que su madre hacía por verlos crecer felices, y desencadenó varios momentos en que sus hijos le reclamaron por no estar en las navidades o cumpleaños.

“Claro que me llegaron a reclamar, de hecho yo siempre les dije que hasta que tuvieran hijos me iban a entender. Hoy de grandes, me dice mi hijo el más grande: ‘Ahora sí te entiendo’, porque había veces que no podía estar con ellos en los días festivos, las navidades. Tuvieron que entender que cuando la gente mas se divierte un policía trabaja más”, detalló.

A pesar de los reclamos, aseguró siempre haber estado al pendiente de ellos y de que no les faltara nada, “me di el tiempo; no sé cómo me lo daba, pero me lo daba. En semana santa, los llevaba al mar y ahí voy con los tres chamacos. Muriéndome de sueño pero tenían que disfrutar de su niñez, yo quería que fueran unos niños normales como cualquiera”.

MIS MAYORES LOGROS

Una vez superada una de las etapas mas difíciles de su vida, Sonia recuerda orgullosa los logros alcanzados a lo largo de su carrera policiaca como el reconocimiento como Policía del año en 1999, tan solo un año después de haber entrado a la corporación.

Asimismo, en el año del 2014, su impecable trabajo la llevó a recibir el nombramiento de Sargento de Policía, sin embargo, nada fue sencillo para lograr tal logro, pues tan solo para poder ingresar a la Academia de Policías tuvo que hacer el examen de resistencia dos años seguido hasta que logró obtener el puntaje.

“Antes entrar a la academia era muy difícil, había pruebas físicas y tenías que probar tu resistencia. Dos años me costó pasar el examen junto con otras dos compañeras lo logramos. No como ahora que todos entran, yo me acuerdo que batallé para entrar ahí. En mi vida nada ha sido fácil”, recalcó.

A la vez, cuenta con estudios en auxiliar de administración de empresas, en el entonces Colegio Lourdes, así como estudios en computación por parte del Conalep.

Además de los logros profesionales, dentro de las filas de la corporación hizo lazos de amistad que en poco tiempo se convirtieron en familiares, pues asegura que a lo largo de su carrera, conoció personas entrañables que recuerda con cariño, tal es el caso de su finada compañera, Amalia Gabriela García, a quien quería como la hija que nunca tuvo y a la cual, le arrebataron la vida hace tres años.

A DOS AÑOS DE SU RETIRO

En dos años le corresponde su retiro por 25 años de trabajo, sin embargo, es una decisión de la cual aun no se encuentra muy convencida pues está consciente que extrañará de sobremanera realizar las actividades que por todo ese tiempo ha cumplido en las filas de la corporación.

“Lo he estado pensando y la verdad no es fácil pensar en el retiro, pero ahorita como que ya estoy pasadita de edad para esas cosas, yo creo que ya es tiempo de retirarme y darle la oportunidad a otras personas y yo hacer mi vida”, comentó.

La reflexión de pensar en el retiro también la lleva a pensar en las cosas que pudo haber cambiado en su vida, y otras de las cuales podría arrepentirse de haber hecho.

“Si hubiera cambiado algo o hecho alguna corrección de algo en mi vida, hubiera cambiado solamente el haberme preparado mas desde más pequeña, si hubiera seguido mis instintos y mis padres no me hubieran dicho que no al deseo de ser policía, hubiera estado más preparada con una licenciatura como muchos de mis compañeros”, compartió.

A dos años de decir adiós, La tache sueña con disfrutar sus días con su familia, paseando por los tianguis de la ciudad, jugando lotería con sus hijos y nietos, y regando el jardín que refleja el trabajo que como mujer, madre y policía ha hecho durante toda su vida.