Darío Noriega Véjar: de Villa de Seris a París 2024
El atleta hermosillense asistirá a los Juegos Paralímpicos de París 2024 como entrenador de la selección nacional de Guatemala.
En 1996 Darío Noriega Véjar conoció el tiro con arco en un espacio improvisado al interior de un taller de torna y soldadura ubicado en Villa de Seris, Barrio Mágico de Hermosillo, Sonora. Desde entonces, su vida gira entorno a este deporte y tras casi 30 años de aquel día, la cosecha de sus frutos es cuantiosa: en agosto asistirá a los Juegos Paralímpicos de París 2024 como entrenador de la selección nacional de Guatemala, país en el que reside actualmente.
“Es la primera vez que voy a la máxima justa, como dicen; voy con Juan Diego Blas Fernández y estamos muy contentos. Son muy bonitas sensaciones, el trabajo ha salido bien. Es un atleta que se le facilita mucho el tiro y estamos viendo el resultado del esfuerzo del muchacho, que también va a sus primeros juegos paralímpicos. Para conseguir el boleto fuimos a Dubái, quedó en 4to lugar y nomás había 3 plazas, pero el 2 de julio nos enteramos de que se le abrió una plaza por sus méritos”, compartió Darío para e Media.
El camino que lo lleva a París se encuentra plagado éxitos, dificultades y momentos agridulces. Todo comenzó luego de aquel día, cuando conoció a José Manuel Gálvez Gámez, el entrenador y amigo de su padre, y a quien Darío considera su iniciador. En aquel momento, el joven estudiaba la primaria en Colegio Regis La Salle.
“Mi hermano jugaba beisbol a nivel escuelas, yo también jugué un tiempo y cuando conocí el tiro con arco me fascinó. Me gustó mucho, se me facilitó hacerlo y desde el principio me gustó. Tuve la fortuna de conocer este deporte y toda mi vida ha girado alrededor de esto”, recordó el entrenador.
Fue tanto el empeño y el talento del oriundo de Villa de Seris, que más pronto que tarde las preseas comenzaron a llenar sus anaqueles y en pocos años llegó a la cima del deporte mexicano.
“Tuve la oportunidad de representar muchos años a la Ola Roja, tuve bastantes medallas en Olimpiadas Nacionales, así se llamaban entonces, y luego a los 19 años quedé en Selección Nacional Mexicana. Ahí estuve dos años, fue corta la estadía, pero tuve la posibilidad de ir a un mundial a representar a México”, detalló Noriega Vejar.
El logro que mas enorgullece a Darío, el tirador, antes de su etapa como entrenador, fue, precisamente, representar a México: “Mi logros más grandes fueron tal vez 2 sextos lugares individuales en el exterior, en Venezuela y en el Salvador (en el año 2006)”.
El paso a ser entrenador era natural, aunque tomó desprevenido a Darío, a quien le gustaba “tirar” y carecía de experiencia ‘al frente del aula’. Los éxitos, no obstante, no tardaron en llegar.
“En el 2009 fue que yo me hice entrenador; empecé como auxiliar en la selección nacional. Tuvimos la oportunidad de aprender mucho y después estuve 3 años en Coahuila y me tocó dar buenos resultados: iniciar a gente que ahorita están seleccionados”, narró el deportista que, al día de hoy, ha sido mentor e iniciador de más de 80 jóvenes; uno de ellos, Sebastián García, ‘la carta fuerte’ de representativo mexicano en la actualidad.
Cuatro años le bastaron a Darío para demostrar su valor y acercarse a su sueño: en 2013 fue invitado a Guatemala para aportar su experiencia como entrenador, donde radicó hasta el 2019.
“Se dieron muy buenos resultados internacionales. Después me voy 3 años a Hermosillo y en 2022 vuelvo acá a Guatemala y nos tocó ganar una copa del mundo, oro en juegos centroamericanos y del caribe”.
Un éxito que, a la luz de los años, se observa en el mismo plano que el sacrificio motivado por sus aspiraciones. “Fue un poco difícil separarme de mis hermanos, de mi mamá, venirme para acá, pero fue algo que yo quería: manejar una selección nacional y probarme como entrenador”.
Fue entonces cuando apareció el momento más agridulce de su carrera: campeonar contra el país que lo vio nacer.
“Ganamos la copa del mundo en Medellín, Colombia. Fueron sentimientos encontrados porque la final se la ganamos a México y yo soy mexicano, pero al final uno le tiene que rendir cuentas a la camiseta. Mi trabajo se vio ref lejado en los muchachos, es muy bonito cuando uno gana, es muy bonito ver que se están cosechando los éxitos”.
De cara a la máxima justa, Darío mantiene el rictus que ha caracterizado toda su carrera, cosa que se manifiesta en su objetivo: quedar entre los mejores 8 del mundo. ¿El secreto de su éxito? El ansia por trascender.
“Para eso venimos al mundo, para trascender. Incursionen, busquen, hay gente que no sabe y puede ser muy buena para algún deporte. En Hermosillo hay condiciones, material humano. Hay que buscar los medios para trascender a través del deporte, es una experiencia muy bonita. Busquen y no dejen de intentar”.