No, 'Olimpiadas' no es sinónimo de Juegos Olímpicos
Cada que se acerca la cita deportiva cuatrienal que reúne al mundo, se suele usar de forma indiscriminada los términos Juegos Olímpicos y Olimpiadas, aunque cada uno tiene su propio significado.
A 10 días de que inicien oficialmente los Juegos Olímpicos de París 2024, es crucial aclarar una confusión común en torno a la terminología empleada para referirse a este magno evento deportivo.
Aunque es frecuente escuchar que los Juegos Olímpicos y las Olimpiadas se utilizan como sinónimos, en términos estrictamente correctos, no lo son.
Olímpicos
Los Juegos Olímpicos son el evento deportivo internacional que reúne a los mejores atletas del mundo para competir en una amplia variedad de disciplinas. Este evento tiene una duración de 17 días, comprendiendo desde la ceremonia de apertura hasta la ceremonia de clausura.
Su origen se remonta a la antigua Grecia, donde se celebraban en honor al dios Zeus. En el siglo XIX, el barón Pierre de Coubertin revivió esta tradición, organizando los primeros Juegos Olímpicos modernos en Atenas en 1896. Desde entonces, han crecido en popularidad y participación, convirtiéndose en un símbolo de excelencia deportiva y camaradería global.
Olimpiada
Por otro lado, el término Olimpiada se refiere al periodo de cuatro años que transcurre entre dos ediciones de los Juegos Olímpicos. Según la Carta Olímpica:
"Una Olimpiada es un periodo de cuatro años civiles consecutivos, que comienza el primero de enero del primer año y finaliza el treinta y uno de diciembre del cuarto año".
Es decir, mientras los Juegos Olímpicos son el evento puntual de 17 días, la Olimpiada es el intervalo de tiempo entre estos eventos. Por ejemplo, París 2024 marca la 30ª edición de los Juegos Olímpicos, pero corresponde a la 33ª Olimpiada, considerando que las ediciones de 1916, 1940 y 1944 no se celebraron debido a las guerras mundiales.
¿Qué dice la RAE?
Aunque la Real Academia Española (RAE) ha aceptado el uso de "olimpiada" como sinónimo de "Juegos Olímpicos" debido a su uso extendido, los puristas del deporte insisten en la importancia de mantener la distinción entre ambos términos para preservar la precisión histórica y conceptual.
La correcta utilización de estos términos no solo refleja un entendimiento más profundo de la historia y la estructura del movimiento olímpico, sino que también honra la rica tradición y evolución de uno de los eventos más significativos en el ámbito deportivo global.