Dignificar el trabajo en el hogar
La autora es Directora de Grameen de la Frontera y profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte
El día de hoy conmemoramos el día internacional de las trabajadoras del hogar para reconocer la lucha de este sector en la búsqueda de un trato digno, la creación de leyes y políticas públicas que les amparen, el establecimiento de un pago digno por su labor y el derecho a una protección social por parte de los estados.
El trabajo en el hogar consiste en las tareas de limpieza y cuidados de otras personas que se realizan en el espacio de la vivienda, lo cual además puede incluir la compra de alimentos, preparación de comida y cualquier otro elemento que los integrantes de la familia requieran como el lavado y planchado de ropa.
El concepto de trabajo doméstico considera dos vertientes: el trabajo no remunerado y el remunerado. En ambos casos, se trata hoy de una labor invisible, sin reconocimiento social, con jornadas largas, desvaloradas y ocultas.
En ambas situaciones, existe un componente de género importante, pues según los estereotipos sociales, las tareas de cuidados y funcionamiento del hogar son asignadas a las mujeres.
En nuestra sociedad, esta función, en muchas ocasiones se considera una labor con poco valor económico y social, sin considerar que las personas dedicadas al trabajo del hogar prestan servicios esenciales que les permiten a otros trabajar fuera del hogar y de este modo facilitan el funcionamiento del mercado laboral y de la economía.
En México, según datos de INEGI, hay 2.1 millones de personas que se dedican a realizar trabajos del hogar de las cuales 9 de cada 10 son mujeres y 97% del total no cuenta con seguridad social.
El 45% de las mujeres que se dedican a esta actividad laboran de 35 a 48 horas semanales y en promedio recibe 39,879 pesos al año. Es muy importante garantizar el trabajo decente a las trabajadoras domésticas ya que al igual que cualquier persona que se dedica a otra actividad, tienen derecho a un conjunto mínimo de protecciones de acuerdo con la legislación laboral.
El mero hecho de regular el trabajo doméstico es un reconocimiento de la importante contribución social y económica que realiza este sector a la humanidad. En México, se ha avanzado en la regularización de esta actividad buscando que los patrones brinden las condiciones mínimas necesarias para la protección de las trabajadoras del hogar, sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, se estima que para final del sexenio un 70% de las trabajadoras en este giro, seguirán sin gozar de sus derechos laborales.
El garantizar unas condiciones de trabajo decentes a las trabajadoras del hogar, se contribuye a reducir la desigualdad de género en el trabajo y a mejorar al mismo tiempo la calidad de los cuidados que se brindan en los hogares, contribuyendo a la construcción de una sociedad próspera y armónica.
Dignificar el trabajo en el hogar es también una manera de no permitir que ninguna mujer y ninguna niña se nos quede atrás
La autora es Directora de Grameen de la Frontera y profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte
@PaulaTakashima