Dany Morales y Armando Arvizu transforman vidas a través de Risa Terapia
Dedican su tiempo a llevar alegría y esperanza a quienes más lo necesitan.
Dany Morales y Armando Arvizu, esposos y miembros activos de la asociación Voluntarios de Risa Terapia, son conocidos por su labor como médicos de la risa. Su compromiso con el servicio a los demás los ha llevado a dedicarse a brindar alegría y esperanza a quienes atraviesan situaciones difíciles, cumpliendo una misión que impacta profundamente a las personas en momentos de necesidad.
Ambos se han dedicado a esta labor con pasión y entrega, convencidos de que una sonrisa puede cambiar el día de alguien y hacer una diferencia significativa en su vida.
La asociación a la que pertenecen, Voluntarios de Risa Terapia, cuenta con más de 25 años de trayectoria. En Hermosillo, el grupo ha estado presente durante 17 años, brindando apoyo y acompañamiento a través de visitas a hospitales y otros espacios donde se necesita un poco de luz y alegría.
Dany se unió a este esfuerzo en 2019, mientras que Armando comenzó su participación en 2020. Para ambos, ser parte de este equipo ha sido una experiencia transformadora.
El origen de su participación surge de un deseo genuino de ayudar. “En el afán de poder servir, encontramos a este grupo de voluntarios que llevan más de 25 años compartiendo alegría”, mencionó Dany.
Esa búsqueda de oportunidades para contribuir los llevó a ser parte de una comunidad que no solo busca llevar risas, sino también acompañar con amor a quienes lo necesitan.
Su motivación principal es la pasión por el servicio. Para Dany y Armando, cada visita y cada interacción es una oportunidad para compartir un poco de lo que son y lo que tienen para dar.
"La motivación llega por la gran pasión de servicio, el poder compartir un poquito de lo que somos y lo que tenemos para dar", expresa Dany con emoción. Este compromiso les ha permitido encontrar un sentido de propósito y realización personal.
Ser parte de Voluntarios de Risa Terapia les ha dado mucho más de lo que esperaban. Han encontrado un espacio donde la alegría y el amor se viven de manera auténtica.
“Es un espacio que te prepara para aprender y te reta a todo el tiempo buscar tu mejor versión, esa versión que está ahí para servir y dar amor”, reflexiona Dany.
A través de la asociación, ambos han desarrollado habilidades y capacidades que no solo benefician a quienes visitan, sino también a ellos mismos como personas.
La labor de Dany y Armando les ha permitido ser testigos de la fuerza que puede tener una sonrisa o una palabra de aliento en momentos difíciles.
Para ellos, cada visita a un hospital es una oportunidad de conectar con alguien, de brindar apoyo emocional y de demostrar que siempre hay algo que se puede hacer para mejorar el día de una persona. Esta convicción es lo que los impulsa a seguir adelante.
El impacto de su trabajo se refleja también en su propia vida. Dany y Armando se sienten plenos y satisfechos con lo que hacen.
“Nos hace sentirnos útiles, y nos dimos cuenta en pandemia que el no poder estar ahí nos ponía en un gran reto porque el servir lo es todo”, comentan. Durante el confinamiento, la imposibilidad de realizar sus visitas les hizo ver lo importante que es para ellos estar ahí para otros, y cómo esta labor se ha convertido en una parte fundamental de sus vidas.
La asociación siempre está abierta a recibir nuevos voluntarios. Dany y Armando enfatizan la importancia de sumar más personas al grupo, ya que consideran que rodearse de individuos con el mismo amor por el servicio es una experiencia enriquecedora.
“Siempre necesitamos sumar voluntarios; el estar rodeados de personas con amor por el servicio es increíble”, aseguran. Para ellos, cada nueva persona que se une trae consigo nuevas perspectivas y más manos dispuestas a ayudar.
El proceso para convertirse en médico de la risa incluye una preparación especial. El primer paso es asistir a un taller llamado Estrella Blanca, donde se enseñan técnicas y herramientas para realizar las visitas en hospitales y otros lugares.
Este taller no solo proporciona las habilidades necesarias, sino que también permite a los voluntarios conectar con el propósito de la asociación y comprender mejor la importancia de lo que hacen.
Para Dany y Armando, la asociación ha sido un espacio de crecimiento y aprendizaje constante. A lo largo de los años, han aprendido a lidiar con situaciones complejas, a ser resilientes y a transmitir alegría incluso en medio de la adversidad.
Consideran que este proceso de aprendizaje no solo los ha preparado para ser mejores voluntarios, sino también mejores personas.
Ambos extienden una invitación a quienes estén interesados en unirse a esta causa. “Si se quieren sumar a esta bella labor no duden en contactarnos y tomar su taller”, animan Dany y Armando.
Pronto habrá una nueva oportunidad de formación en la ciudad, y esperan que más personas se animen a descubrir lo gratificante que es llevar una sonrisa y un poco de esperanza a otros.
La historia de Dany Morales y Armando Arvizu es un testimonio de cómo el deseo de servir puede transformar vidas, no solo las de quienes reciben esa ayuda, sino también las de quienes la ofrecen.
Con cada visita, con cada gesto, ambos muestran que la alegría y el amor son fuerzas poderosas capaces de sanar y de hacer más llevaderos los momentos difíciles.