Jóvenes arriesgan su vida entre los autos y el calor de Hermosillo por trabajar
Carlos y Marco son dos casos de personas que tuvieron que abandonar los estudios para trabajar en la calle.
Los niños y jóvenes que se dedican a limpiar los parabrisas de los automóviles en los distintos cruceros de la ciudad, arriesgan su vida cada día al trabajar en medio de tantos vehículos que transitan por las calles de Hermosillo.
La mayoría de estos menores decidieron truncar sus estudios para convertirse en un apoyo económico en sus casas, y como trabajadores ambulantes, fue la única opción que encontraron para ganar unos pesos.
Este es el caso de Carlos Francisco y Marco Antonio, dos jóvenes veinteañeros, quienes recuerdan que decidieron dejar sus estudios de secundaria para ayudar a la economía familiar.
Desde muy temprano, ambos jóvenes se levantan y se preparan para salir a trabajar.
Un galón de 4 litros, el cual lo preparan con agua y jabón, varios trapos limpios, unas botellas de plástico de 600 mililitros y un limpia vidrios, son los instrumentos de trabajo con los cuales salen a ganarse el pan diariamente.
Carlos Francisco, de 20 años de edad, recordó que inició su trabajo ambulante desde que tenía 8 años. En ese momento estaba internado en la escuela Cruz Gálvez, y de ahí se salía para ir a las calles a realizar malabares.
"Yo estaba internado en la Cruz Gálvez ahí me tenía mi mamá, quien trabajaba y no podía cuidarme, entonces como a mí no me gustaba la escuela me salía, me brincaba y me iba a las calles a hacer malabares, cuando empecé a crecer la gente dejó de darme dinero, entonces empecé a limpiar los parabrisas de los carros", recordó.
El joven señaló que dejó de ir a la escuela en el primer grado de secundaria, pero desea continuar con sus estudios para lograr obtener un trabajo regular y mejor remunerado.
Actualmente, Carlos, vive con su abuela, quien depende económicamente de él, y por quién dijo, sale a trabajar diariamente.
Una situación difícil
Por su parte, Marco Antonio mencionó que sus inicios en este trabajo son desde los 16 años, ya que se dio cuenta de que la situación económica en su casa era difícil, ya que su mamá, como madre soltera, tenía que sacarlos adelante sola a él y sus seis hermanos.
"Siendo yo el cuarto hijo, y viendo que la situación en mi casa era difícil, mi mamá soltera y batallando para poder darnos lo que ocupábamos, pues decidí venir a las calles a trabajar para poder llevarles un poco de dinero y que así ella pueda ayudarse, por ello me tuve que salir de primero de secundaria", mencionó.
Actualmente, a sus 26 años de edad, Marco Antonio es soltero, vive con su mamá, unos hermanos chicos y una sobrina menor.
Los muchachos coincidieron que en un día de trabajo "flojo”, de lunes a jueves obtienen entre 200 y 250 pesos, mientras que en fin de semana llegan a sacar entre 500 y 600 pesos diarios.
Ellos trabajan todos los días, en el crucero de los bulevares Abelardo L. Rodríguez y Luis Encinas, desde las 11:00 de la mañana, hasta que cae la noche.