Roberto Olguín mantiene viva la tradición familiar
Como su padre le enseñó cuando era joven, este panadero elabora sus productos de forma artesanal.
Roberto Olguín tiene 74 años y desde hace 56 se dedica a la elaboración de pan artesanal, un oficio que considera difícil, pero lo hace con mucho amor y disposición de aprender, para ofrecer un buen producto a los hermosillenses.
Desde muy chico, Roberto tuvo el ejemplo de su padre, quien también fue panadero, y gracias al tiempo que pasó con él, vio el trabajo como algo admirable, por lo que poco a poco inició con la elaboración de estos productos.
“Tengo muchos recuerdos muy bonitos, de chamaco empecé por mi papá, él era panadero y él me metió a trabajar, desde chiquito andaba cargando charolas, las limpiaba, las untaba y de ahí fui aprendiendo”, dijo muy contento.
Roberto Olguín dijo que con el paso del tiempo, los panaderos ya lo incluyeron como uno más del equipo, teniendo que trabajar en turnos, algunos por las mañanas y otros por las noches o madrugadas.
Un orgullo
Para Roberto, el desarrollar cada día su trabajo como panadero es todo un orgullo, ya que para él representa seguir con la tradición de su padre y con ello saca adelante a sus dos hijos, quienes son maestros.
“Para mí, ser panadero representa seguir la tradición de mi papá, eso me llena de orgullo, tengo dos hijos, ya están grandes, son maestros, y me gusta porque puedo hacer muchas cosas”.
Todos los días, Roberto trabaja desde las 13:00 a las 18:00 horas, tiempo que le sirve como terapia y contemplación del paso del tiempo, ya que para él, la elaboración de pan representa una distracción.
“También me pongo a pensar en cómo ha cambiado la panadería, antes la hacíamos con leña, el sabor era diferente, ahora no, ahora se hace con soplete, las técnicas para hacer el pan ya no son las mismas”, dijo con tranquilidad.
Nuevas generaciones
El señor Olguín dijo que actualmente es muy difícil que los jóvenes incursionen en el oficio de la panadería, ya que son muchos los adultos quienes se desarrollan en las panaderías.
“Yo considero que es más porque los jóvenes no tienen disposición de aprender, no se adaptan porque es un trabajo pesado, pero nosotros aguantamos porque desde chamacos lo vimos, ahora los chamacos no quieren”, dijo.