Nada pudo detener la fuerza de la sangre
HERMOSILLO, SON.- Sin saberlo, a la par de Nadia, Rosario Isabel hoy llamada Polette, sentía la necesidad de reencontrarse con sus raíces y por ello hizo una publicación a través de redes sociales en la que narraba que había sido regalada en la Central Camionera a la que conocía como su madre, pero que le interesaba conocer a sus hermanos y hermanas biológicos.
“Yo inicié la búsqueda porque yo anhelaba conocer a mi familia biológica, porque quieran o no uno quiere saber de dónde viene, ¿quién es tu sangre? Yo la única sangre que conocí era la de mi hijo y después de conocer a Nadia, a sus hijos y a sus familias y que me recibieran tan bien, pues fue algo muy bonito”, señaló Polette, antes Rosario Isabel.
La publicación de Polette llegó hasta Nadia quien no tardó en trasladarse a Empalme para conocerla y buscar hacerse una prueba de ADN, la cual pudo ser posible gracias a Margarita Vélez, la primera dama de Obregón.
Una vez realizado el examen, los resultados tardaron un mes en llegar, por lo que el pasado 5 de agosto de este año les informaron que ellas tienen un 99.9% de probabilidad de ser hermanas.
Nadia y Polette explicaron que ambas tienen el mismo padre y madre, pero María Luisa y Ana Lidia son sólo hermanas de madre.
La reunión En el patio de una vivienda de Villa de Seris, la carne asada se prepara en el asador, tres de cuatro hermanas se reúnen en el centro del lugar, Ana Lidia hoy es Alondra y luce su vientre de varios meses de embarazo, a ellas se les une una pareja, ellos son Ernesto Duarte y Valentina Sesma.
La pareja está presente a nombre de Briandita (María Luisa) la bebé que llegó a iluminar su hogar a los seis meses de edad con serias señales de desnutrición, pero con una sonrisa cálida que llenaba el alma de sus padres y hermanos adoptivos.
“La niña era muy cariñosa, se daba mucho a querer, cuando llegó con nosotros tenía manchas en la piel y se le caía el cabellito, pero era por lo mismo de lo que había vivido, no sé si eso que le pasó en sus primeros meses de vida haya colaborado en algo de lo que pasó”, relata Ernesto Duarte.
Poco a poco la voz de aquel hombre grande se va quebrando, la pequeña Brianda nacida el 28 de mayo de 1997, falleció los primeros meses de 1999, debido a un paro cardiaco ocasionado por un dolor severo en su vientre derivado de una afectación en su apéndice.
Los ojos de las hermanas se arrasaron en lágrimas al deshilar la madeja de vivencias de cada una de ellas, pero al escuchar a Ernesto contar sobre los últimos momentos de la vida de Brianda no pudieron contener la emoción, era un canal de sentimientos encontrados que en parte les brindaron la tranquilidad de saber que su hermanita fue una niña amada en su corta existencia.
Hoy las tres hermanas sobrevivientes comparten su historia con la promesa de jamás volverse a separar, ser felices juntas y recuperar el tiempo perdido.
EXP/LS/FRU/SEP/2019