Cempasúchil: símbolo ancestral que guía a las almas en el Día de Muertos

Usada en rituales funerarios desde la época prehispánica, es fundamental en las celebraciones de los fieles difuntos.

La flor de cempasúchil es uno de los elementos más icónicos y representativos del Día de Muertos en México. Con su vibrante color amarillo y su distintivo aroma, esta flor adorna altares y ofrendas, simbolizando la conexión entre el mundo de los vivos y los muertos. Su presencia es un tributo ancestral que llena de vida los cementerios y hogares mexicanos durante esta celebración.

Originaria de México, su nombre proviene del náhuatl Cempohualxochitl, que significa 'veinte flores' o 'varias flores', en referencia a la abundancia de pétalos que forman sus llamativas corolas. Desde tiempos prehispánicos, los pueblos mesoamericanos ya asociaban el color amarillo de la flor con el sol, otorgándole un significado especial en los rituales funerarios.

Para los mexicas, el cempasúchil representaba un símbolo de vida y muerte. Su color dorado no solo evocaba al astro rey, sino también el ciclo de la vida, en el que la muerte es parte natural del proceso. Este simbolismo sigue vivo en la actualidad, cuando cada año la flor se utiliza para guiar a las almas de los difuntos hacia las ofrendas familiares.

Una de las tradiciones más populares del Día de Muertos es hacer senderos de pétalos de cempasúchil desde la entrada de la casa hasta el altar. Se cree que este camino ayuda a las almas a encontrar el altar donde sus seres queridos han colocado alimentos, bebidas y objetos que solían disfrutar en vida.

En Hermosillo, Sonora, Diego Procopio Cárdenas, comerciante de flores, comenta sobre las dificultades que trae la temporada: “Ahorita traemos el cempasúchil, pero por la temporada de lluvias está un poquito escasa y la flor se nos llega a maltratar en el camino. Nos la traen desde el Estado de México en tráiler. Ahorita trajimos unas 500, ya han venido y han comprado. Ahorita está en $70 pesos el cempasúchil. Hay que regarla dos veces al día, en la mañana y en la noche”.

Procopio también menciona cómo ha sido el flujo de ventas este año en comparación con otros: “A diferencia de otros años, ha estado bien el volumen. Llegamos a vender entre 50 y 100 flores por día. La mayoría las conoce por la temporada del Día de Muertos, se las ponen a sus difuntitos”.

El cempasúchil no solo es atractivo por su simbolismo, sino también por sus características físicas. Su tallo puede alcanzar hasta un metro de altura, mientras que sus botones florales pueden medir hasta cinco centímetros de diámetro. Estos detalles hacen de la flor una verdadera maravilla de la naturaleza.

El Día de Muertos se celebra el 1 y 2 de noviembre en México, días en los que la flor de cempasúchil está en su máximo esplendor. Durante esta época, sus colores son más vibrantes y su aroma más intenso, llenando los mercados y las calles con su inconfundible presencia.

En México, se estima que existen 35 especies de cempasúchil, de las 58 que se conocen en América. Aunque la flor es cultivada en varias regiones del país, los estados de Guanajuato, Hidalgo, Michoacán y el Estado de México son los que cuentan con las mejores condiciones de suelo y clima para su producción.

Lo más curioso de esta flor es que solo florece después de la temporada de lluvias, un fenómeno natural que coincide con la época del año en la que se celebra el Día de Muertos. Esta sincronización hace que el cempasúchil sea una presencia indispensable en las festividades.

La flor de cempasúchil no solo es una tradición viva, sino también un símbolo de la riqueza cultural de México. Su aroma, color y significado han trascendido el tiempo, convirtiéndose en un puente entre lo terrenal y lo espiritual, un recordatorio de que la vida y la muerte están intrínsecamente conectadas.