Factores de riesgo y detección temprana de Alzheimer: ¿cómo se previene?

Contrario a lo que se piensa, la genética no es un componente determinante en el desarrollo de la mayoría de los casos.

El 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, una fecha que busca crear conciencia social sobre la importancia de la detección temprana y de la correcta atención a pacientes con esta enfermedad, la cual es considerada una discapacidad mental.

El Alzheimer, trastorno padecido por 12 mil 400 sonorenses aproximadamente, es la causa más frecuente de demencia, que es una discapacidad para el autocuidado. Esto quiere decir que las personas con demencia no pueden cuidar de sí mismas y requieren de un cuidador, lo que demanda una amplia cantidad de cuidados médicos.

Resulta esencial entender que las personas con demencia tienen discapacidad porque tienen alteraciones en el funcionamiento mental; no es un padecimiento psiquiátrico como comúnmente se piensa, sino que es un padecimiento biológico, específicamente del cerebro, que se manifiesta por la discapacidad provocada por problemas intelectuales, define el neurólogo Leo Bayliss.

De esta manera, los síntomas más comunes con los que se detecta la demencia suelen ser problemas de memoria.

El segundo aspecto a tomar en consideración es que la población más propensa a presentar demencia son los adultos mayores de 60 años.

Factores de riesgo modificables

Si bien hay factores de riesgo que justifican una gran porción de los casos, la mayoría de los pacientes presentan la enfermedad por factores de riesgo modificables, los cuales están estrechamente relacionados con los hábitos y el estilo de vida

"Un factor de riesgo modificable que podría sorprender a algunas personas es el tratamiento de la hipertensión arterial. De los pocos medicamentos que sirven para prevenir la demencia son los antihipertensivos", reveló el doctor en la sección Actitud Inclusiva del noticiero 'Expreso 24/7'.

Estos medicamentos, además de evitar el riesgo de infarto y de otras lesiones orgánicas en el cuerpo, previenen la enfermedad de Alzheimer debido a que la hipertensión es un factor de riesgo modificable para presentar demencia.

Asimismo, "el sedentarismo y la obesidad son factores de riesgo para la demencia. Y en personas que tienen estados de riesgo más elevados, deterioros cognitivos leves que aún no impactan su funcionalidad, la actividad física, el control de la diabetes, el control del peso son factores que pueden evitar el desarrollo de demencia o retrasarlo", explicó.

Cabe destacar que no hay un tratamiento biológico específico que revierta la enfermedad de Alzheimer, por lo que la medida principal es la prevención y la atención global, sanitaria, familiar y social del paciente.

Mitos y realidades

Contrario a lo que se cree comúnmente, en la mayor parte de los casos de Alzheimer, el componente genético no es determinante, y dentro de los factores de riesgo no modificables, el más importante es la edad. Incluso, Leo Bayliss estima que más del 80 por ciento de casos de esta enfermedad son por razones esporádicas, y no por genética.

Usualmente, la demencia senil y el síndrome Sanfilippo son relacionados por presuntas similitudes; sin embargo, son solo mitos.

La demencia senil, por un lado, es un término obsoleto que incluye un prejuicio llamado 'viejismo'.

"El 'viejismo' es decir que todo viejito va a estar demenciado, deprimido y desdentado. Demencia senil es un término que nadie debería utilizar porque es prejuicioso y es incorrecto", subrayó Bayliss.

Por su parte, el síndrome Sanfilippo ha ganado relevancia en redes sociales, donde aseguran que se trata de 'Alzheimer infantil', lo que representa una idea errónea. 

"El síndrome Sanfilippo es un trastorno metabólico de los niños que causa un trastorno del neurodesarrollo; alude a un concepto muy distinto del de demencia y del Alzheimer en términos epidemiológicos. Al menos desde la perspectiva neurológica, no se piensa como un mismo constructo", diferenció.

Tratamiento

En relación con el tratamiento para el Alzheimer, el doctor destacó que al tratarse de una discapacidad la cura no está encapsulada en pastillas: "El tratamiento de esta discapacidad es ayudar a la persona discapacitada a funcionar".

Entre las acciones a tomar para ayudar a un paciente, se encuentra simplificar sus tareas diarias para que las realice por sí mismo e integrarlo en actividades familiares y sociales.

Frecuentemente, las familias designan a un solo cuidador, sin tomar en cuenta que esto puede generar un síndrome de desgaste en el guardián, su colapso y el empeoramiento del paciente con demencia. 

Además, al asignarle a una sola persona toda la carga de trabajo se ejerce violencia, por lo que la integración familiar es la alternativa para evitar efectos adversos.

"Una persona con demencia que vive en el seno de una familia bien integrada y funcional representa un grupo de personas que solventan el padecimiento de la mejor manera", finalizó.