Día Internacional del Croissant; ¿de dónde viene y cómo se inventó?

Una combinación de sabor, aroma y textura crujiente se puede disfrutar al comer un croissant y sentir en el paladar cada una de sus capas. Esta famosa exquisitez pastelera se ha expandido a varios países y hoy celebra su día.

Cada 30 de enero desde hace algunos años, se celebra el Día internacional del Croissant, el cual tiene como objetivo dar a conocer, aún más, esta pieza de panadería que perfectamente puede consumirse a cualquier hora del día.

Un pan francés, que no es francés

Aunque no hay un origen preciso del croissant, la teoría más popularizada apunta a que éste pan habría nacido en Viena, Austria, tras salvarse de la invasión otomana que se produjo a finales del siglo XVII.

Los otomanos planeaban un ataque sorpresa, sin embargo, los panaderos que trabajaban durante la madrugada se dieron cuenta del plan de los turcos y lograron advertir a sus tropas defensoras y esta ofensiva sorpresa obligó a los enemigos a retroceder.

Se dice que el emperador decidió honrar la acción de los panaderos con la elaboración de dos panes: uno con el nombre de emperador y otro 'Halbmond', en alemán 'media luna', para burlarse de sus enemigos cuya bandera portaba este símbolo y de esta forma se 'comían a los turcos'.

¿Por qué nos gusta tanto?

Una teoría es que, al igual que otros panes, su elaboración requiere productos procesados como el azúcar y otros carbohidratos, los cuales, propician la liberación de dopamina y beta endorfina, sustancias que producen una sensación de placer.

Otros aseguran que esta adicción se debe a que puede ser el complemento ideal entre lo dulce y lo salado, al acompañarlo con chocolate o quesos, y ofrece una experiencia sensorial al percibir el 'crunch' de cada una de sus capas.

¿Popularizado por María Antonieta?

La fama de que los croissants son originarios de Francia se debería a la reina María Antonieta de Austria. Se cree que a su llegada a la capital francesa, la reina austriaca sentía nostalgia por el postre de su tierra por lo que lo introdujo en la corte de Versalles junto a otras dos de sus debilidades: el café y el chocolate.

Fue hasta 1838, cuando el pastelero austriaco August Zang abrió una pastelería vienesa llamada 'Boulangerie Viennoise', que empezó a comercializarse y a hacerse más famoso.

Un manjar para ricos

Cuando el croissant se empezó a comercializar sólo clases altas como la burguesía y la aristocracia podían disfrutar de él debido a que el precio de los huevos y la mantequilla en aquella época costaban tanto que hicieron que este pan no fuera accesible para todos. En el siglo XX se abarataron los precios y comenzó a ser disfrutado por la sociedad de nivel medio.

Receta relativamente reciente

En 1891 se publicó la receta con otro tipo de masa y en 1905, con la publicación de la 'Nueva Enciclopedia Culinaria', el chef Auguste Colombie introdujo el uso de masa hojaldre en este pan, tal como se conoce actualmente.

Láminas de sabor

La textura de los croissants se logra mediante un proceso conocido como 'laminación', que consiste en doblar y extender la masa varias veces con capas de mantequilla, entre ellas para formar cientos de capas finas. Al hornearse, la mantequilla se derrite y donde solía estar queda una ligera bolsa de aire.

Llegan los 'cuernitos' a México

De acuerdo con especialistas, la introducción del croissant en México se habría producido durante la Segunda Intervención Francesa (1861-1863), pues durante este periodo se comienzan a observar ésta y otras preparaciones extranjeras ya que junto a los militares europeos también llegaron cocineros que introdujeron al país sus técnicas y conocimientos.