Más reformas en México detonarán la inversión: FMI
Para expertos del FMI, los cambios son fundamentales para impulsar el crecimiento y las exportaciones en el mediano y largo plazo.
Si bien la posición externa de México en la actualidad está equilibrada en general, necesita nuevas reformas estructurales que derriben los obstáculos a la inversión, sobre todo en cuanto a la participación del capital privado en el sector energético y para reforzar la estrategia de negocios de la empresa petrolera del Estado.
Así lo planteó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su evaluación de la economía de México en el reporte titulado "Pandemia, guerra y desbalances globales", dado a conocer ayer. "Se requieren reformas estructurales adicionales para abordar obstáculos a la inversión", dice.
Para expertos del FMI, los cambios son fundamentales para impulsar el crecimiento y las exportaciones en el mediano y largo plazo, así como para conservar la sostenibilidad externa. Las reformas deben incluir la lucha contra los problemas económicos, brechas de informalidad y gobernabilidad, participación del sector privado en energía y modificaciones de la estrategia de negocios y gobernabilidad de Petróleos Mexicanos, precisó.
Además, aseguró que el escudo que representa la Línea de Crédito Flexible (LCF) del FMI, el cual asciende a 50 mil millones de dólares, sigue brindando un amortiguador adicional contra los riesgos extremos globales. El reporte analiza el caso de tres países con transiciones energéticas. Se trata de México, como economía emergente; Noruega, como avanzada, y Guinea, como país de bajos ingresos.
En los tres casos hay auge tras el descubrimiento y las inversiones, y los años siguientes se potencian la extracción e instalaciones. Después, este boom de la inversión se traduce en caída de la cuenta corriente, destacó. En México, el descubrimiento del campo Ku-Maloob-Zaap en 1979 resultó en un aumento promedio de 11 por ciento en la inversión entre 1979 y 1982, mientras que la cuenta corriente como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó su máximo, con un déficit de 5.5 por ciento en 1981.