Así ha impactado la pandemia de Covid-19 a Sonora
Los estragos de la pandemia aún se observan diariamente, sin embargo, estos ya se pueden ver reflejados en números fríos que dejan ver cómo las familias de Hermosillo, y en general en Sonora, han sido golpeadas en su intención por contar con una mejor condición de vida.
Según información proporcionada por el "Informe de Indicadores 2022. Hermosillo, México: Observatorio para Competitividad y el Desarrollo de Sonora", de la organización “Hermosillo ¿Cómo Vamos?”, el estado de Sonora pasó del quinto al noveno sitio entre el periodo del 2015 al 2020, en el Índice de Progreso Social (IPS) del Social Progress Imperative.
Este índice mide el desempeño social de un país y evalúa la capacidad de los gobiernos para satisfacer las necesidades humanas fundamentales de sus ciudadanos.
El mismo documento detalla que, de acuerdo con información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2021, tres de cada 10 sonorenses no pudieron adquirir, con su ingreso laboral, una canasta básica alimentaria, mientras que en el caso de los hermosillenses, dos de cada 10 no pudieron hacerlo.
Esto refleja que la pobreza laboral promedio en Sonora, durante el 2021, fue de 29.2 por ciento; mientras que en el caso de Hermosillo, en el mismo periodo fue de 24.5 por ciento.
Incrementa precio de canasta básica
El mismo Coneval apuntó en ese informe que dicha canasta básica incrementó su costo tanto en la zona urbana como en la zona rural; la primera aumentó $130.4, lo que corresponde a un 7.3 por ciento, pasando de $1,713.9 en 2020 a $1,844.3 en 2021.
En el caso de la zona rural, la canasta básica alimentaria se incrementó un 2.9 por ciento ($38.4 pesos), para colocarse en un promedio de $1,344.9 en 2021.
Estos resultados deja ver que cada día es más difícil que una persona o una familia en general pueda contar con la suficiente solvencia económica para poder cubrir sus necesidades básicas, sin mencionar la solvencia para realizar actividades recreativas.
El documento señala que en 2021, para que una sola persona pudiera cubrir sus necesidades básicas alimentarias y no alimentarias, como lo son la educación, salud, transporte, comida, recreación, entre otras, era necesario contar con un ingreso mínimo de $3,542.1 pesos, en zonas urbanas, mientras que en la zona rural era de $2,343.5 pesos.
Aumenta pobreza en Sonora
La pobreza, tanto moderada como extrema, es otra de las áreas donde Sonora tuvo cifras negativas en el periodo del 2015 al 2020, al ser la novena entidad con mayor incremento en ese sentido a nivel nacional, según la Coneval.
“Según datos de la misma Institución (Coneval), la pobreza (moderada y extrema) en Sonora, entre 2015 y 2020, se incrementó a 29.9 por ciento, lo que coloca al estado como la novena entidad con mayor incremento porcentual en el número de personas viviendo bajo esta condición”, detalla el texto de “Hermosillo ¿Cómo Vamos?”.
Si se revisan las cifras, puntualmente en Hermosillo, se observa que de 2015 a 2020 hubo 42 mil 065 personas que pasaron a vivir en condiciones de pobreza (221 mil 540 personas en total), con un incremento de tres puntos porcentuales, de 19.4 por ciento a 22.4 por ciento, es decir, dos de cada 10 hermosillenses vivían en esta condición en ese mismo periodo.
Como era de esperarse, la pandemia por el Covid-19, agudizó el tema de carencias a servicios de salud, y del 2015 al 2020, se incrementó el número de personas sin contar con acceso a servicios de salud, del 11.7 por ciento al 21 por ciento, para un total de 207 mil 947 personas.
“En el tema de rezago social, Hermosillo presentó un valor de -1.26 en 2020, ubicándose en la posición 2,406 de 2,469; lo que indica un menor avance en la cobertura de carencias sociales como educación, salud, alimentación y vivienda”, indica el informe.
El mismo detalla que según datos del Censo de Población y Vivienda del INEGI, nueve de cada 10 hogares sonorenses tuvieron acceso a alimentos durante 2020, y uno de cada 10 presentó dificultades económicas para adquirirlos, sin embargo en dos de cada 10 hogares, durante los últimos tres meses, tuvieron una dieta con muy poca variedad o comieron menos de lo que pensaban que debían comer; y en uno de cada diez dejaron de desayunar, comer o cenar, sintieron hambre pero no comieron, comieron una sola vez o ninguna en el lapso de un día completo.