Tanya Melicoff lo abarca todo
Tanya Melicoff es una maestra, pintora, apasionada del camping, del hiking y los paisajes; es madre de tres hijos y una clara muestra de que el camino del holismo, de “abarcarlo todo”, sigue vigente.
“A mí me gusta causar paz, generar suspiros, que descanses del día a día porque vivimos muy rápido. Disfruto ver cómo la gente hace pausa y respira… Me ha tocado en miles de viajes, en los talleres: el suspiro de “estoy bien””: confesó para e Media Tanya Melicoff: maestra, pintora, apasionada del camping, del hiking y los paisajes; es madre de 3 hijos y una clara muestra de que el camino del holismo, el de abarcarlo “todo”, sigue vigente.
Su hoja de vida refiere incontables viajes, decenas de murales y lienzos, un gran número de alumnos, jóvenes y viejos, y recurre con frecuencia a la palabra “felicidad”. Una felicidad que, expone meticulosa, no se explica sin el recuerdo de una lluvia de más de 200 estrellas fugaces o la mirada de una familia de pumas en su hábitat natural.
“Mi nombre es Tanya Melicoff, soy artista plástica de profesión, me dedico a talleres de arte – emoción, a pintar sobre lienzo, al muralismo, hago personalizados. A parte también soy cocreadora de dos grupos de hiking y camping, uno es Morras Outdoors y otro es Puro Camping. Nuestra intención, en ambos grupos, es que cada vez más gente realice estas actividades”, dijo.
P: ¿Cuál de estas actividades está más presente al acostarte a dormir o al despertarte?
¡Ay, todas! Hay veces que digo: “estoy haciendo demasiadas cosas”, pero no hay nada que quiera dejar porque todo me suma. A lo mejor lo más presente en mi vida es el arte porque es todos los días; si no estoy creando algo personal, es para alguien más: personalizados, cuadros, murales. El arte es lo más constante en mi vida, pero estos grupos de hiking y camping son cada mes y cada semana. Todos los martes nos vamos a ver salir el sol con cafecito. ¡Hemos hecho hasta chilaquiles arriba del cerro!
P: ¿Cómo le haces durante el día con tantas ocupaciones?
Si no agendo algo, haz de cuenta que ni me dijiste. Yo creo que todas estas actividades me suman, así que hago lo que puedo. Tengo 3 hijos y aparte tengo que estar dividiendo mi tiempo también para ellos. Es difícil, pero soy muy feliz: hago lo que amo, hago lo que quiero hacer en la vida.
P: En los últimos años, décadas, la tendencia en el mundo, en las universidades, era la especialización, cosa que en el siglo XVII en Europa, por ejemplo, no era así ¿se estará rompiendo nuevamente la “jaula” de la especialización?
Yo creo que tiene que ver con la época en la que estamos viviendo. Hay tanta información por todos lados y hay tantas opciones, que no quieres dejar una cosa por la otra. ¡Y qué bueno! Ojalá, de verdad, que todo mundo hiciera lo que ama.
P: ¿Cómo llegaste al hiking?
Yo acampo con mi familia desde que estaba en la panza de mi mamá, que acampaba cerca de Cucurpe. Lo tengo muy en mi vida desde chiquita, pero así de constante, desde que me divorcié. Nos reímos mucho de eso, cuando alguien llega al grupo le preguntamos ¿y qué te pasó? ¿por qué estás aquí? ¿Quién te hizo daño? Yo ya lo realizaba, pero se volvió más constante a partir de eso.
Básicamente fue por heridas del corazón (dijo en tono de broma), pero la verdad sí cura la naturaleza. Es una frase muy trillada, pero de ahí nacimos, de ahí venimos. Por ejemplo, los talleres que de arte – emoción que hago en un salón, en un restaurante… son totalmente diferentes a los que hago en la naturaleza. Estás tan en contacto con tus emociones, que a la hora de pintar muchos terminan llorando porque sacan cosas: la naturaleza cura, definitivamente. Es una chulada.
P: ¿De qué se tratan las terapias?
Marisol Garza fue mi compañera al principio, hace dos años hicimos un taller de arte – emoción. Ambas platicábamos mucho de lo que nos “curaba” pintar. Sales de las problemáticas de la vida para entrar a las problemáticas del lienzo. Dijimos: vamos a compartir esto, e iniciamos con talleres. Estaban enfocados a canalizar emociones, no a aprender a pintar. Después nos separamos y yo continué con los talleres y los incorporé a los viajes que hago de camping. Hago una dinámica donde los hago reflexionar sobre lo que hay en sus vidas, sobre alguna emoción. Al final realizamos una obra, yo les pongo música y empiezan a crear con ese sentimiento.
P: En estas terapias tratas de generar un espacio seguro dentro de la pintura ¿llegaste así a la pintura, eso representa para ti? ¿Por qué lo transmites?
Tengo fotos del kínder exponiendo, la pintura siempre me ha gustado, pero no hay artistas en mi familia. Bueno, tengo primos que pintan muy bien, pero son de mi generación. Somos muchos y la mayoría son maestros, curiosamente. Yo me gradué como licenciada en ciencias de la educación, a la mejor tiene algo que ver, porque para ser maestra tienes que sensibilizarte con tus alumnos.
P: ¿Qué estabas pintando la primera vez que dijiste “estoy pintando”?
Un paisaje. Me acuerdo perfectamente porque fue mi primer cuadro sobre lienzo, tendría 12 o 13 años. Era un paisaje de una persona pescando, se ven las montañas atrás, un árbol gigante… Qué curioso, nunca lo había pensado. Ahorita es algo muy presente en mi vida, me ha tocado ver paisajes de Sonora que son increíbles. Hay muchos lugares, climas diferentes. Tenemos montaña, playa, desierto… Bien enamorada.
P: ¿Qué es lo más impresionante que has visto?
Me tocó ver a un puma con sus cachorros. Fue un momento de shock, nos quedamos estáticos. Fue en un rancho de aquí de Sonora. Fue increíble porque una cosa es verlo en un zoológico y otra en su hábitat.
Me ha tocado ver lluvias de estrellas con más de 200 estrellas fugaces, atardeceres increíbles. Me ha tocado estar en una montaña con las nubes abajo. Una vez hicimos un viaje a unas montañas del otro lado, muy cerca de la frontera. Eran dos días nada más, cuando llegamos estaba blanco, lleno de nieve, y al siguiente día no había nada. Los dos paisajes eran totalmente diferentes y muy hermosos. Me ha tocado ver bioluminiscencia, los pilares de Yécora: ni te imaginas que está en Sonora, parece que estás en Jurassic Park. Son unas piedras enormes y tú eres una cosita. Lo tienes que ver, con palabras no le hace uno el favor. Creo que ese es el lugar que más me ha impresionado de Sonora.
P: ¿Con la pintura has podido hacer justicia a estos paisajes?
No, siempre es mejor la realidad. Lo que yo hago, cuando pinto a veces uno cosas de un paisaje con las de otro y creo paisajes que no existen. Pero no, siempre será mejor la realidad, definitivamente.
P: Conoces a alguien y te pregunta “¿a qué te dedicas?”: ¿Qué les respondes?
¡A todo!, les digo, aunque siempre empiezo con arte. Les digo que me dedico a la pintura “y aparte…”, pero definitivamente la pintura es mi día a día.
P: ¿Cuántos murales has pintado?
He hecho muchos, hace poco me puse a hacer portafolio de mis murales y vi que son unos 40. ¡No sabía que había pintado tantos! Hay algunos pequeños, que a la mejor no registro completamente.
P: Algunos han sido encargos, pero imagino que en otras ocasiones el proceso es más libre
Siempre me dicen más o menos lo que quieren, a veces hasta una foto: “exactamente esto quiero”, pero a veces me dejan libertad. Uno de mis favoritos está en una casa que se renta en San Carlos. Va de la noche al amanecer y retrata imágenes de allá: el tetakawi, el mar, un muelle… En esa ocasión me contrataron y me dijeron: “haz lo que quieras” y ¡Cómo lo gocé!