La maestra Sonia se jubila tras casi 30 años de enseñanza de sistema braille

Este miércoles, después de 29 años de servicio, Sonia visitó por última vez el aula donde impartía clases a personas ciegas que siempre buscaron aprender y ser autosuficientes a pesar de su discapacidad.

En octubre de 1993, Sonia Bustamante Real comenzó a dar clases del sistema braille en la Casa de la Cultura de Guaymas, y logró cubrir un vacío en esta comunidad, que hasta entonces no había tenido un instructor para las personas ciegas.

El miércoles 30 de noviembre, después de 29 años de servicio y con su jubilación en puerta, Sonia visitó por última vez el aula donde impartía clases, y dijo sentirse agradecida por la oportunidad que tuvo de enseñar a tantas personas, desde niños de tres años hasta adultos mayores y profesores de educación especial.

Como muchos de los acontecimientos gratos en la vida de Guaymas, Fray Ivo Tonek y Fernando Julián estuvieron involucrados en esta labor, y además de apoyar a Sonia con gastos de operaciones de sus ojos y estudios en el Instituto Iris de Hermosillo, dieron la idea al gobierno municipal de instituir las clases de braille como un servicio para toda la comunidad.

Sonia nació y creció en Guaymas, después de casarse, la mayor parte de su vida ha transcurrido en Hermosillo, y durante estas casi tres décadas, viajó “de ida y vuelta” al puerto tres días a la semana. Lo hacía en camión y con autosuficiencia, porque desde que perdió la vista por completo a los 24 años de edad, asistió al instituto a aprender a valerse por sí misma con un sistema integral, que incluye realizar labores del hogar, orientarse y caminar en las calles. 

“Es una experiencia muy bonita y satisfactoria para el braille, porque se ve fácil, pero se necesitan ganas y empeño, tuve niños como Bruno Díaz que vinieron por años y aprendieron muy bien, y también hay los que su familia no los apoya y eso es muy triste, porque apoyar a un ciego es enseñarle a valerse por sí mismo, a bañarse, a limpiar la casa y a cocinar, para que no dependan siempre de otros, yo les digo a las mamás: déjalo que te ayude, se va a cortar una vez, dos no, déjalo usar la estufa, se va a quemar una vez, a la otra va a tener precaución. En la vida diaria podemos hacer muchas cosas y no hay impedimento, claro que podemos, yo lavo, barro, plancho, hago tacos dorados, tortillas de harina, y aquí hubo una maestra que también me enseñó a hacer manualidades”, platicó.

La maestra Sonia se jubila tras casi 30 años de enseñanza de sistema braille

Sonia insiste en la importancia de ser independiente y utilizar el bastón blanco al caminar por las calles, porque cuando un ciego no aprende a moverse con confianza suma dos problemas: el visual y el de no ser útil, y dijo sentirse orgullosa de todos aquellos alumnos que hoy son profesionistas y han formado familias, gracias a la voluntad de hacer las cosas.

“Un ciego sin un bastón es como un país sin bandera, ¿Cómo te van a identificar en la calle? Unos dicen: ay me pegó, pero es que la otra persona cree que ves, no debe darles vergüenza usar bastón ni decir la palabra ciego porque esa es la palabra correcta, no es invidente como muchos lo llaman, y que te digan ciego no es insulto, si buscas en el diccionario la palabra invidente no te va a decir nada, la palabra ciego si te lo va a explicar”, explicó.

Por muchos años, la maestra viajó de Hermosillo a Guaymas en compañía de una perra entrenada para su apoyo, pero desde que el animal murió no quiso tener otro porque piensa que sufren con el clima tan caliente de Sonora (los envían de Michigan, Estados Unidos), pasan largo tiempo bajo los asientos del transporte público y es necesario limpiarlos constantemente, aunado a que la mayoría de las personas desconocen que a esos perros no deben ofrecerles comida ni intentar jugar con ellos, y les dan alimentos que los enferman y afectan su función de cuidadores.

Emocionada y a la vez con tristeza, Sonia deja Guaymas, donde sembró conocimientos para la vida de muchas personas, y envió un saludo a sus ex alumnos, con los que ya no estará físicamente, pero está dispuesta a comunicarse con ellos por teléfono o reuniones virtuales siempre que necesiten alguna instrucción.

La maestra Sonia se jubila tras casi 30 años de enseñanza de sistema braille