Martha Aguayo de Uruchurtu: el rostro de la generosidad
A través del Albergue Luz Valencia ayuda a personas en estado de abandono desde 1991.
El Albergue Luz Valencia es una institución de asistencia privada para personas en estado de abandono que surgió en 1991 gracias a la generosidad y el corazón solidario de una mujer: Martha Aguayo de Uruchurtu.
"Un día, escuchando noticias en la radio muy temprano, oí a Gloria Elvira Biebrich pidiendo apoyo para un niño de Pitiquito que había tenido un accidente (le cayó una barda encima) y sus padres lo habían abandonado. Sus vecinos lo trasladaron a Hermosillo y estaban buscando ayuda para comprarle unos aparatos para ver si podía volver a caminar. En esos momentos le hablé a Gloria y le dije 'no sigas pidiendo ayuda, yo voy a ir a conocer al niño', me hice cargo de él”, relató Martha.
La fundadora dijo que en dicha ocasión el director del nosocomio le comentó sobre la problemática que enfrentaban algunos pacientes que eran dados de alta y no tenían a dónde ir, puesto que sus familiares los habían abandonado.
Fue entonces cuando, según Aguayo de Uruchurtu, se le ocurrió la idea de abrir el albergue, cuyo nombre hace honor a 'Luz Valencia', la persona que les prestó dicho espacio y fue directora de la Casa San Vicente por más de 50 años.
"Había como 8 pacientes dados de alta y fue con los que iniciamos, yo me llevé al niño, le hicimos su recámara aparte y yo, gracias a Dios, lo hice que hiciera su primaria, secundaria, preparatoria y terminó su carrera de programador analista. Era mi secretario, él duró en el albergue 28 años y hace unos años falleció”, indicó.
Aguayo de Uruchurtu detalló que el grupo inicial que operaba el albergue era de 20 mujeres, de las cuales seis han fallecido.
“Cuando comenzamos, yo tenía unos 46 años. Ahora tengo 80 años", mencionó con nostalgia.
Martha destacó que gran parte de su vida la ha dedicado al trabajo social y humanitario, desde dar catecismo cuando era niña hasta formar a las cautivas de la Antigua Penitenciaría de Sonora para que hicieran su primera comunión.
“De la pandemia para acá la situación se nos puso muy difícil económicamente y se formó un patronato, que son quienes están buscando la forma de que el albergue siga funcionando”, agregó.
Aguayo de Uruchurtu se dijo estar muy agradecida por el apoyo brindado por la generosidad de la sociedad para que la institución de asistencia privada siga adelante, así como los programas de apoyo del Gobierno.
"Les diría a todas que dediquen una hora del día o al mes a tenderle la mano a quienes más lo necesitan. Todas las mujeres de la situación que sea, puede tenerle la mano alguien, sino es con dinero es con tiempo, darle a nuestros hijos, a nuestros nietos el valor de servir”, compartió Martha como mensaje con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Finalmente, Aguayo de Uruchurtu expresó su deseo de escribir todos sus relatos de vida, acciones y fundaciones (aún en funcionamiento o no) de labor social que ha llevado a cabo a lo largo de los años.