El Presidente desbordado; la Casa Gris llegaría a la SEC

El Presidente desbordado; la Casa Gris llegaría a la SEC, escribe Salvador García Soto en #SerpientesYEscaleras

"No se puede apagar el fuego con más fuego", dijo Andrés Manuel López Obrador como candidato en campaña; pero una vez presidente, se olvidó de su propia máxima y ayer, en un intento de apagar el incendio que le provocó la revelación periodística de la vida lujosa de su hijo José Ramón López Beltrán en Houston y el posible conflicto de interés en la “Casa Gris” que habitó por dos años, siendo propiedad de un alto ejecutivo de la empresa texana Baker Hugues, contratista de Pemex, el mandatario rebasó todos los límites de su poder presidencial y exhibió, públicamente, a un ciudadano por sus ingresos económicos utilizando información de las instituciones que él encabeza.

Los datos sobre los ingresos del periodista Carlos Loret de Mola que difundió ayer en su conferencia mañanera desde Hermosillo el Presidente, no sólo son un ataque directo y una violación de varios artículos de las leyes y de la Constitución que protegen el derecho a la intimidad y la privacidad de cualquier mexicano, sino que constituyen también un abuso total de la autoridad presidencial, que utiliza su cargo, su poder y posiblemente hasta información fiscal del SAT y de la Secretaría de Hacienda para atacar, exhibir y exponer públicamente a un contribuyente, en un acto además que es claramente venganza y represalia por difundir un trabajo periodístico que incomodó y molestó al Presidente.

Las reacciones y condenas ayer del gremio periodístico mexicano, de organizaciones defensoras de la libertad de prensa dentro y fuera del país y hasta de abogados, fiscalistas y consitucionalistas, coincidieron todas en la gravedad del acto presidencial que escaló del lenguaje violento y descalificatorio contra la prensa crítica -que ha sido habitual en los tres años de gobierno de López Obrador- a un nivel que enciende todas las alarmas porque muestra a un presidente desbordado que, en su ira y molestia, es capaz de lanzar el aparato del Estado en contra de un periodista pero también de un ciudadano al que violenta en sus derechos y lo coloca en situación de vulnerabilidad en un país con los niveles de inseguridad y violencia que hay en México.

El problema con lo que hizo ayer el Presidente es que al exhibir y exponer a Loret con sus ingresos económicos, en un intento de descalificarlo y cuestionar su credibilidad, el que termina también exhibido y expuesto es el propio mandatario, que confirma el discurso de sus críticos y detractores que ven en él a un gobernante de rasgos autoritarios que con este tipo de acciones se aleja cada vez más del estilo democrático de ejercer el poder, para acercarse peligrosamente al perfil de un dictador al que no le importa pisotear las leyes y la Constitución en detrimento de los ciudadanos.

ACCIONISTAS DE BAKER HUGHES PIDEN INVESTIGACIÓN; LA SEC PODRÍA INTERVENIR

Lo peor para el presidente López Obrador es que con todo y su arranque de ayer y de las consecuencias legales y hasta posibles denuncias que le puede generar, no logrará evitar que el escándalo por el lujoso estilo de vida de su hijo mayor en Houston, Texas, continúe y que la existencia de un posible conflicto de interés, en el hecho de que José Ramón y su esposa Carolyn Adams hayan ocupado por dos años la casa de uno de los presidentes de la empresa energética texana Baker Hughes, justo cuando esta recibía contratos millonarios de Petróleos Mexicanos, sea un tema que se investigue ya no sólo en México, sino en EU. La Comisión de Bolsa y Valores del gobierno de los Estados Unidos, SEC por sus siglas en inglés, podría también investigar una presunta ilegalidad o alguna práctica de tráfico de influencias o conflicto de interés en que pudo incurrir la empresa Baker Hughes Company. Si eso llega a ocurrir, ni sus berrinches, ni el uso político del SAT, ni todo su poder desbordado, podrán evitar el derrumbe del falso discurso contra la corrupción y la “transformación” con el que López Obrador engatusó y engañó a 30 millones de mexicanos. Los dados mandan serpiente doble, semana complicada.