#RelatosDeLaFrontera | Un cónsul estadounidense contra los comerciantes sonorenses

nogaleshistoriaexpreso10182017wwPor Ismael Valencia Ortega*

En la medida que la frontera entre Estados Unidos y México se convirtió en un espacio vivo, de interacciones entre sus pobladores, empresas y los propios estados, se hizo necesario nombrar representantes diplomáticos que atendiera situaciones diversas, como cuestiones migratorias, transacciones comerciales e incluso aspectos se seguridad y vecindad internacional.

Es precisamente en este escenario, en el trato cotidiano, donde las cosas tomaban otro matiz. Esa interacción entre individuos y empresas con distintos objetivos llevaba a que en ocasiones se dieran fricciones que podían ir de lo simple, como meras faltas administrativas, o incluso violentas, pero que no llegaban a descomponer el concepto de nueva armonía pregonado entre México y Estados Unidos.

Sin embargo no siempre los pleitos personales, borracheras entre ciudadanos mexicanos y estadounidenses era causante de desavenencias diplomáticas. Había razones que asociadas con los intereses de grupos empresariales emergentes a uno y otro lado de la línea fronteriza, en los que brotaron de parte de Sonora, quejas de un trato despectivo de un los irritaba llevándolos a la protesta.

Fue el caso de los comerciantes nogalenses que el 15 de julio de 1899 llegaron a solicitar ante el Secretario de Estado en Washington, la remoción del cónsul J. Darmal. Las razones en que fincaron su pedido en que “…se esfuerza en hacer palpar la mala voluntad que nos profesa, observando en su conducta una actitud hostil hacia los hijos del suelo...”

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Lo sorprendente era que los solicitantes representaban lo más granado del sector empresarial de Nogales. Entre ellos, Ignacio Bonilla, Joffroy, Cirilo Ramírez, Aurelio y P. Sandoval. Eran los fundadores del Banco de Sonora, comerciantes, ganaderos y mineros, cuyas vinculaciones no se restringían a la región, sino llegaban a ser complejas y profundas en el mercado nacional e internacional.

Aunque las razones del mal trato no están del todo claro, del otro lado de la línea, en el pueblo gemelo, también crecía un sector con sus propios intereses, y que supuestamente el cónsul protegía: "Además de las razones que expresamos en nuestra petición, nos asiste la muy principal de que el sr. Darnall odia todo lo que es mexicano, pues públicamente está en consorcio con determinados americanos del lado de Nogales Arizona,- que por fortuna se reducen a tres o cuatro- que no tienen más objeto que hablar de nuestra raza y denigrarla...”

La protesta fue conocida por la Secretaría de Relaciones Exteriores, pese a que fue enviada primeramente por los quejosos a los funcionarios norteamericanos, saltando los pasos obligados de la diplomacia. Una salvedad que facilitaba la cercanía que implica la línea fronteriza y la lejanía de la capital mexicana.

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No todo reflejaba esa mala voluntad a nivel social. Extrañamente, otros personajes ausentes en la lista de inconformes, como Manuel Mascareñas, que ese mismo año recibió de la prensa local halagos gracias a sus meritos empresariales, su calidad de Presidente Municipal de Nogales, Sonora, y cónsul en la ciudad contigua, pero envuelto en debates locales en cuanto a su preparación para el oficio diplomático.

Correspondió al gobierno de Sonora informar que: “…tengo la honra de manifestar que en este gobierno no existe ningún antecedente que revele la antipatía contra los mexicanos que le atribuye el sr. Oviedo al cónsul Darnall..."

"...y que no tengo ninguna queja de las autoridades ni de los vecinos en contra del referido Cónsul, ni tengo tampoco ningún motivo para creer en el espíritu de hostilidad en nuestra contra que se atribuye...”

Quedó la duda de la veracidad de los documentos firmados por el tal Oviedo, y de si ese sector sentía malquerencias contra el Cónsul Darnal. Lo cierto era que los comportamientos amistosos de la diplomacia norteamericana eran – y son- tan cíclicos como otros de discursiva confrontación, cuando exigía tratos preferenciales para la introducción de sus productos en México.

Ismael Valencia Ortega*, doctor en Historia por la Universidad de Sonora
ivalencia@sociales.uson.mx

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