El juego de la vida
El autor es Licenciado en Nutrición, escritor y asesor de capacitación.
El promedio de vida de una persona sin importar su nacionalidad oscila entre los 70 años, de los cuales la gran parte de ella se dedica a trabajar, a encontrar a qué vino a esta vida y sinceramente a un montón de cosas que al final no te dan felicidad y sólo te llenan de estrés y ansiedad. Semanas atrás escribí de tu propósito de vida, cada quien lo encuentra o no, pero trata de ser feliz. La vida
en su un juego que se repite y se repite, a veces pierdes, a veces ganas, a veces se acaba también, cada quien decide cómo jugar esto, aferrándose a la idea de trabajar dos terceras partes de tu existencia, vivir solo dos meses al año cuando tengas vacaciones, esperando encontrar a alguien con quién pasar tu vida y si la encuentras, dejando de ser tú por hacer feliz a la otra persona, cada quien decide que infierno quiere vivir.
La vida que es un proceso constante de aprendizaje, pero sobre todo de desapego, de entender que somos una memoria en blanco, cada quien tiene el poder de con qué quiere llenarla, de entender que realmente nada de lo que poseemos es nuestro, ni siquiera tu nombre, tú no decidiste el nombre, tú no estabas el día que te concibieron, nadie tiene la vida trazada como tal.
A veces nos enfocamos sólo en cumplir metas materiales, profesionales, en complacer gente, en no ser tú mismo y no nos damos cuenta lo hermoso de la vida que nos estamos perdiendo, de hecho la vida misma se nos pasa frente a nuestros ojos, pero estamos siempre ansiosos queriendo llegar a algo y dejamos de ver lo que importa. Creemos que somos eternos, cuando en realidad la vida puede cambiar de un día para otro y ya no vamos a estar aquí.
El verdadero juego es encontrar con qué herramientas hacerlo y con quién deseas compartirlo, con quién deseas pasar tus días, tus emociones, tus tristezas, tus frustraciones, tus logros, entendiendo que nadie te pertenece pero que puedes regalar todo tu amor y procurar la felicidad de los demás. En ocasiones sentimos que perdemos en esta vida, que no hay un motivo para seguir, hace más sentido esto cuando un ser querido tiene el descaro de irse y es un dolor inexplicable, pero al final no dejas de amar a esa persona.
Igual pasa cuando terminas una relación de pareja, duele y más cuando se termina por cosas simples, por mal entendidos, por falta de comunicación.
Entras en un duelo y a veces es hasta más difícil que cuando muere un ser querido, porque le invertiste parte de ti, extrañas los sueños, las ilusiones, las alegrías y no puedes entender cómo había tanto amor entre dos personas y de un día a otro son dos desconocidos y ahí entra un proceso de soltar si ya no tiene una solución, porque al final si hay amor haces hasta lo imposible por arreglar, sólo vas a tener una vida, ¿por qué no buscar solución?, ¿por qué no dejar el coraje de lado?, ¿por qué no dejar el orgullo?, ¿por qué no aceptar los miedos y encontrar arreglo?, pero al final si ya no hay amor, si la convivencia ya no está, en algún momento tendrás que dejar ir, ya sea con los cinco pasos del duelo o simplemente entender que la otra persona ya no está y aunque se vaya lejos, si tanto decías que la amabas, no tienes por qué dejar de sentir.
La vida sí es muy difícil, pero al final es una simulación, tú escoges en qué nivel tenerla, cuánto quieres aguantar, qué estás dispuesto a buscar, qué estás dispuesto a sacrificar, a perder, a disfrutar, a amar. Cada quien al final encuentra quién es, de qué está hecho y qué tanto está dispuesto a regalar a los demás cuando por fin dejes de querer llenar tus vacíos.