La pesadilla del Covid-19 quita el sueño a media humanidad
La autora es directora de Voz Empresarial.
El aislamiento social y la cuarentena en casi todo el mundo para evitar el contagio del nuevo coronavirus ha provocado en millones de personas la pérdida del sueño; el patrón normal está alterado por esta realidad que todavía no se asimila y que le ha pegado a los hábitos sociales y personales.
Ir a la cama más tarde y con ello se retrasa la hora de levantarse con lo cual las horas de productividad de la normalidad anterior se han reducido en lo laboral, familiar y social, explican expertos como el neurólogo Hernando Pérez, especialista del Centro de Neurología Avanzada de España.
Otro fenómeno son las pesadillas que están teniendo miles de personas con sueños muy vividos, que los sienten como reales, todo esto, según los neurólogos, dicen muestran las preocupaciones de la incertidumbre que ha provocado la pandemia y donde nadie tiene control de nada, menos de los sueños que son el producto del inconsciente que se revela a la conciencia.
Los jóvenes y adolescentes son el grupo social que menos está durmiendo por su intensa interacción en el mundo digital, y eso provoca gran irritabilidad y descontrola el ambiente familiar que ha visto rebasado su equilibrio, además de que las personas se dieron cuenta de que no estaban preparadas para vivir tanto tiempo en familia.
Hay otro problema que los expertos están observando en la conducta social de la humanidad, la falta de sueño no permite concentrarse en lo importante a resolver, sino que desenfoca la toma de decisiones y como no hay horarios prefijados como anteriormente se hacía, el trabajo en casa se impone por el trabajo profesional que se ve desplazado por la vorágine de la operación del hogar, que antes nadie veía como un problema, hasta ahora, que sus miembros pasan 24 horas juntos.
Los expertos comparten una ruta que puede facilitar el sueño a millones de personas, una de ellas es ser radicales con los pensamientos negativos, “me voy a contagiar”, “me van a despedir”, “no habrá lugares en los hospitales”, etcétera, estos pensamientos negativos repetitivos, crean zozobra y angustia y el sueño se despide.
Entonces hay que cambiar el pensamiento por uno realista, “nadie me ha hablado para despedirme”, “tengo casa”, “tengo comida”, “mi familia está bien”, no se trata de tener pensamientos positivos, sino realistas y comprobables, dicen los expertos.
Los especialistas dicen que hay momentos del día donde se presentan pensamientos catastróficos, pues hay que buscar una hora apropiada para tenerlos, un “worry time”, es decir, un momento para preocuparse, para que salgan esos sentimientos que abruman y alteran, pero que no sea en la noche, recomiendan.
La cuarentena está representando un desafío para todas las personas, organizaciones, empresas, es como volver a reiniciar a la humanidad y diseñar una forma diferente de pensar, sentir, hacer y ser, explican los especialistas de la mente.
Por ello, aconsejan que aunque está la familia presencial, no necesariamente hay comunicación, sino por el contrario, hay poca comunicación con la familia, pero no debe ser un problema, si se cuenta con amigos que puedan conciliar y metabolizar el dolor se la soledad porque te conocen y no te juzgan, sino por el contrario sólo te aman y aceptan tu ser como eres sin tratar de cambiarte y eso es de gran valía en estos tiempos, explican.
Estas son algunas herramientas para dormir mejor en esta contingencia:
Mantén una rutina, pon hora para dormir y despertar.
Prohibido llevarse un problema a la cama.
La cama es para dormir, hay que vincular el dormitorio para descansar y no llevarse el celular ni la tablet.
Haz ejercicio durante el día y evítalo en la noche.
No te quedes hasta tarde viendo películas o series.
Son tiempos de decisiones individuales, el Covid-19 está descubriendo lo mejor de ti, pero también lo peor, trabajemos todos en crear una mejor versión de ti como persona, aunque se quede un buen rato, terminaremos dándole las gracias por el salto cuántico que la humanidad dio para bien de sí misma.
La autora es directora de Voz Empresarial.
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