“Entre más pasa el tiempo, esta herida sigue abierta”: Cecilia Delgado
Desde hace 5 años, Cecilia ha dedicado su vida a labrar la tierra con un pico, una pala o sus propias manos, para buscar a aquellos que muchos han olvidado, pero que siguen presentes en los corazones de sus madres.
Labrar la tierra con un pico, una pala o sus propias manos se ha vuelto su tarea desde hace 5 años; cubrir su calzado con tierra del desierto, el campo o la montaña, bajo el abrasador sol o luchar contra las gélidas temperaturas en un lugar en donde iniciará una vez más la búsqueda dedicada a aquellos que fueron enterrados en tierras inhóspitas, áridas y secas, aquellos que muchos han olvidado, pero que siguen presentes en los corazones de sus madres.
El 2018 fue el inicio de la historia de Cecilia Delgado Grijalva como una de las madres que buscan a personas desaparecidas en Sonora, labor que se ha vuelto parte primordial de su vida diaria, pues para ella lo más importante es que ellos, los desaparecidos, puedan volver a sus lugares de origen aunque sea en un sepulcro digno en donde puedan por fin descansar.
Cecilia Delgado, líder del colectivo de búsqueda Buscadoras de la Paz, se ha enfrentado a situaciones muy difíciles: la primera el haber encontrado a su hijo Jesús Ramón en una fosa, hecho que la marcó de por vida.
“Lo más difícil fue encontrar a mi hijo, el encontrarlo nosotros como colectivo fue algo suavemente duro, fue algo que te pueden decir 'está tu hijo, te lo van a entregar en Semefo' pero tú verlo, que tu hijo está en una fosa yo creo que es lo más difícil y duro que he pasado en todos estos años que he luchado. Dos días antes de encontrarlo a él, habíamos encontrado a mujeres y hombres y el ver en la situación que estaban nos dolía mucho: los vendan, los amarran con alambres de púas, con candados, así los encontramos, entonces yo ya estaba sufriendo de ver a tanta injusticia y tanta maldad y al encontrar a mi hijo fue algo que me marcó… me marcó para todo el resto de mi vida”, compartió.
El 2 de diciembre de 2018 la vida de Cecilia dio un giro inesperado al enterarse de la desaparición de su hijo y fue desde ese momento en el que ella empezó con la labor de buscar a personas en las tierras de este gran estado y hasta en los patios de muchas viviendas que fungían como fosas clandestinas.
Muchas veces a ella y a las mujeres que integran el colectivo, les decían que por ser mujeres no podrían buscar en la tierra, allanarla para encontrar a personas, pero el amor de madres en busca de sus hijos les ha dado la fuerza tanto a Cecilia como a las madres, hermanas, hijas y esposas del colectivo, a hacer el trabajo pesado en un lugar en dónde sólo se encomiendan a dios para poder encontrar aquellos que no pudieron despedirse de ellas.
“Hoy me doy cuenta de más mujeres haciendo cosas que ni pensábamos, que ni por nuestra mente pasaba que pudiéramos hacer tanto como mujer, por eso estoy bien orgullosa de ser mujer, de ser madre, de ser una buscadora con mucho dolor, si es cierto, pero orgullosa de poder salir y hacer todo lo que hago y apoyar a otras mujeres”, aseguró.
Cecy, como también es conocida, compartió que al momento de realizar una búsqueda sienten una conexión inexplicable, porque algo dentro de ellas, dentro de su corazón, les indica que en el lugar en donde están hay cuerpos bajo tierra que desean volver a casa.
Para poder encontrarlos, Cecilia contó que siempre les hablan a ellos para que las guíen a donde están sus cuerpos y así ellas poder entregarlos a sus familias y que por fin pueda haber un momento de paz, de tranquilidad, aunque el dolor de la pérdida y la ausencia siga ahí.
“Nosotras a veces todavía no encontramos pero sentimos, hay algo que nos ayuda, nos ha hecho sentir el tiempo que tenemos como esa intuición de que vamos a encontrar porque desde el momento empezamos: 'a mira ya se me empezó a poner la piel chinita', 'siento mi corazón oprimido', 'nos sentimos diferente'”, dijo.
“Pienso que también es la necesidad de ellos de estar en un lugar digno, de no estar en el monte solos sin que sus familias sepan donde están y que no tengan donde llorarles, que ellos descansen también, la familia descansa relativamente pero ellos también, siento que hasta a veces ellos nos guían, yo siempre les digo cuando estamos en un lugar 'ándenle por favor, sáquenme un pie, sáquenme de pérdida la mano, digan algo', es una manera de hablar con ellos de decirles aquí estamos, seguimos en tu lucha y no vamos a parar hasta encontrarte”, continuó.
Desde el inicio del colectivo Buscadoras de la Paz, han encontrado a más de 400 cuerpos pero el trabajó de Cecilia y sus compañeras no sólo termina en encontrarlos sino en regresarlos a sus familias para que no vayan a la fosa común, la segunda desaparición.
Intensamente se han esforzado porque los cuerpos que se encuentran sean reconocidos por sus familias y que estos no sean olvidados.
A pesar de que Cecilia encontró a su hijo, aseguró que ella seguirá en la búsqueda de las hijas e hijos de otras madres que, en muchas ocasiones, se van de esta vida con la añoranza de poder encontrarlos.
“Los ciclos no se cierran en este caso no se cierran porque sigue el dolor, la incertidumbre se acaba porque lo encuentras pero ese dolor sigue por siempre, el tiempo no cura las heridas, en este caso no. Muchas personas dicen: con el tiempo se va a curar esa herida… no, esta herida no puede cerrar porque un hijo lo es todo, un hijo es tu vida, es tu todo, la verdad que yo siento que entre más pasa el tiempo esa herida sigue abierta y sangrando, porque dicen era tu hijo, no, no era, mi hijo es mi hijo sigue siendo mi hijo porque él no ha muerto, porque el día que yo muera va a ser el día en el que yo lo olvide y eso no va a pasar, jamás va a pasar porque yo tengo tres hijos y voy a seguir teniendo tres hijos y mi hijo va a seguir viviendo en mi corazón, en mi mente y en cada latido de mi corazón siempre va a estar presente”, finalizó.